Parte 1: Cinco formas en cómo el fomento de la minería es un modelo de antiindustrialización para Guatemala
¿Qué dicen los académicos de la maldición de los recursos naturales?
El seminal paper Auty (1993) inauguró el estudio de la llamada maldición los recursos naturales. Seguido por el de Sachs y Warner (1995), que fue el primer acercamiento empírico a la relación entre la dotación de recursos naturales de un país y su crecimiento económico. En este último, se determinó que los países que exportaban más recursos naturales al inicio de un periodo tuvieron tasas de crecimiento más lentas en las casi dos décadas siguientes, comparado con los países que tenían exportaban menos recursos naturales en el punto inicial. Fue entonces cuando se empezó a popularizar en la literatura académica la maldición de los recursos o “paradoja de la abundancia”, describiendo esa relación empírica entre dependencia de recursos y bajo crecimiento económico.
Una de las razones fundamentales por las cuales la dependencia de recursos naturales produce crecimiento económico bajo es que podría retrasar y obstaculizar los procesos que dan paso a la industrialización. Contrario a lo que uno aprende en cursos introductorios de economía, la especialización en explotación de recursos naturales en los que los países tienen “ventaja comparativa” no siempre produce desarrollo a largo plazo, como se evidencia empíricamente. ¿Por qué? ¿Cómo es que la dependencia de recursos naturales retrasa la industrialización?
A la luz de eventos recientes (¿recientes? perennes) en Guatemala, creo que vale la pena intentar sistematizar lo que versan algunos trabajos académicos sobre la maldición de los recursos naturales. Adaptando lo descrito en el texto de Gylfason (2006), se pueden identificar cinco grandes razones por las cuales la dependencia de recursos naturales podría afectar los procesos de industrialización de un país. Aquí trataré de describir cada una y sustentarlo con algunas referencias adicionales. En esta primera entrega me limitaré a tres.
1) Desplazamiento (crowding-out) de la acumulación de capital humano
Cuando una economía obtiene ingresos adicionales no ligados a los clásicos factores de producción, hablo del capital y el trabajo, se genera un desincentivo para invertir en el mejoramiento de dichos factores porque sus “ganancias” a futuro son menores en relación lo que se obtendría explotando el recurso natural. Existe un efecto substitución o crowding-out por parte de las ganancias “no trabajadas” que genera la explotación de recursos naturales. ¿Qué significa esto?
Cuando hay dependencia de recursos naturales, los gobiernos y las personas tienen menos incentivo a invertir en educación porque lo que podrían ganar al tener una población más educada, es menos atractivo relativo a lo que podrían ganar si no hacen nada, porque existe un ingreso que no depende de los niveles de educación, i.e., el ingreso de la explotación de los recursos naturales. Esta dinámica ha sido probada en varios estudios, por ejemplo, en Esposito y Abramson (2021) donde se encuentra evidencia que en regiones de Europa donde tradicionalmente existían yacimientos importantes de carbón, había inversión deficiente en educación superior, impactando sus perspectivas de crecimiento a largo plazo. Además, la dependencia económica en la extracción del carbón consolidaba actitudes negativas de la población hacia la importancia de la educación. Otros estudios precursores que confirman la dependencia en recursos naturales y su impacto negativo en la acumulación de capital humano incluyen el de Gylfason (2001) y Papyrakis & Gerlagh (2004).
Fig 1. Mapa de los yacimientos carboníferos de Europa
Está de más resaltar la importancia del capital humano en los procesos de industrialización. El tener una población más educada, se amplía el espectro de actividades económicas de alto valor agregado que se podrían efectuar en una jurisdicción. Una población más educada también genera externalidades positivas en una sociedad, como reducción de niveles de criminalidad, fomento a la innovación y la mitigación de algunas problemáticas de salud pública, entre otras. Existen razones para creer que la excesiva dependencia en la explotación de recursos naturales podría tener un efecto adverso en esta dimensión.
2) Pérdida de competitividad internacional o mal holandés
Una de las dinámicas que se podría decir inaugura el estudio de la maldición de los recursos naturales es el mal o enfermedad holandesa. Anecdóticamente, el término se origina en una publicación del semanario inglés The Economist en 1977 y fue por primera vez descrito de manera formal por Corden & Neary (1982).
Fig 2. Artículo original de The Economist de 1977 cuando se describre por primera vez la Dutch Disease
¿Qué es la enfermedad holandesa? Hay dos formas de abordarlo, una por los efectos que el fenómeno ejerce por el lado de la asignación de los recursos, y otra por los efectos que ejerce por el lado del gasto.
Veamos primero por el efecto en la asignación de los recursos. Cuando se realiza el descubrimiento de yacimientos de recursos naturales, existe un traslado de mano de obra y materiales, que se pudieron haber usado en otros sectores, hacia el sector de recursos naturales. Esto provoca que el costo de dichos factores, la mano de obra y los materiales, suban de precio. Cuando el sector que no explota recursos naturales, como la manufactura, es afectado por los precios más altos de sus insumos de producción, su capacidad de competir con otros productores internacionales se reduce significativamente. Pierde competitividad.
¿Y cómo es el efecto por el lado del gasto? Los descubrimientos de recursos naturales provocan un shock positivo en los ingresos domésticos de una economía. Hay más dinero. Y cuando hay mas dinero domésticamente, esto provoca que se incremente la demanda por bienes y servicios no relacionados con el sector de recursos naturales. Esto provoca que los precios relativos, los precios de estos bienes y servicios en relación con los precios del sector de recursos naturales, se incrementen. Esto se refleja en el aumento de esa famosa relación entre bienes transables y no transables conocida técnicamente como “tipo de cambio real efectivo”. Se aprecia el tipo de cambio real efectivo.
Reiterando, cuando los precios de los bienes y servicios fuera del sector de recursos naturales aumentan, estos se vuelven menos competitivos internacionalmente, porque naturalmente, se vuelven más caros. La producción local de todo lo que no es ese recurso natural se vuelve menos atractiva, menos rentable. Obviamente esto implica que habrá menos inversión extranjera directa (IED) en esos sectores no relacionados con el recurso natural porque son menos competitivos internacionalmente. Esta dinámica se ha estudiado, por ejemplo, en Colombia (Bota et al, 2016) y en Azerbaiyán (Hasanov, 2013)
A estas alturas, esto debería de resonar con nuestro patrón de “diversificación” donde la explotación de monocultivos se diversifica hacia centros comerciales, bienes inmobiliarios, electricidad, telefonía y demás sectores cuyas perspectivas no dependen de su competitividad internacional. Por eso es importante, a la hora de analizar críticamente (i.e., más allá de las campañas de relaciones públicas de grupos de interés) los flujos de IED hacia Guatemala, no solo si son reinversión o nueva IED, sino también su distribución sectorial. Los flujos de reinversión de IED en Guatemala, ya de por sí muy bajos, se han concentrado históricamente en esos sectores cuyas perspectivas no dependen de ser competitivos internacionalmente, como el consumo, la electricidad, la telefonía, y los servicios financieros. Además de poseer estructuras de mercado que tienden a cartelizaciones y/o oligopolios domésticamente, estos sectores son de baja intensidad laboral (técnicamente, podríamos hablar de una alta relación K/L). Pero creo que este rant es para otra publicación o para el tuirer.
En todo caso, la enfermedad holandesa que produce el descubrimiento y dependencia económica en recursos naturales se evidencia de esta forma en la pérdida de competitividad internacional de los países, especialmente en los sectores que dependen mucho de la mano de obra como insumo fundamental (sectores que crean más empleos en términos relativos) y que promueven los procesos conocidos de industrialización y acumulación de capital humano. No es necesario que lo diga, pero bajo esta lógica, los recursos naturales incluyen, hélas, gente que migra y envía dólares de vuelta a casa. Evidencia de la enfermedad holandesa por las remesas para Guatemala se encuentra en trabajos como los de Samayoa (2018) y Fuentes & Herrera (2008)
3) Fragilización institucional y corrupción
En el actual marco legal de la minería en Guatemala, se reconoce un porcentaje de regalías a las municipalidades en donde están implantadas las explotaciones mineras. ¿Cuál es el efecto de los ingresos adicionales en las instituciones y gobernanza locales?
Brollo et al (2013) tiene una forma muy interesante de explicar cómo las rentas mineras adicionales producen peores políticos, más corrupción y generalmente una fragilización institucional en las localidades donde existe explotación de recursos naturales.
En primer lugar, cuando existen ingresos adicionales por las regalías de la explotación de recursos naturales se produce un efecto de riesgo moral (moral hazard) en los políticos locales: con ingresos más altos, los políticos locales pueden robar más sin “empeorar” la calidad de administración que los votantes esperan de ellos. Esto implica que el “castigo” promedio que le pueden dar los votantes disminuye a medida que aumentan los ingresos, fomentando que los políticos locales sean más corruptos.
El segundo efecto que describen los autores se relaciona con cómo el incremento de regalías produce peores candidatos que desafíen las autoridades locales en el cargo: un efecto selección. Como los presupuestos locales incrementan con las regalías, “el talento promedio” que los nuevos candidatos deben de tener para satisfacer las mismas expectativas de los votantes se reduce, generando peores nuevos candidatos. Y al tener peores candidatos retadores, las autoridades en el cargo pueden ser más corruptas sin que esto afecte sus perspectivas de reelección. Como resultado, a pesar de robar más fondos públicos producto de los ingresos adicionales de las regalías, la reelección se vuelve más fácil.
Un ejemplo empírico de este mecanismo se encuentra en el trabajo de Vicente (2010) relacionado con el descubrimiento de petróleo en Sao Tome y Príncipe a finales de los años 90s. Comparado con su vecino similar Cabo Verde, el descubrimiento de petróleo incrementó la corrupción en el país africano, principalmente a través del clientelismo y la compra de votos.
Esto también podría explicar el interés de algunas municipalidades con boicotear y sabotear las consultas populares relacionadas con la explotación de recursos naturales.
En una próxima entrega analizaré dos mecanismos adicionales a través de los cuales la maldición de los recursos naturales podría generar efectos adversos para la industrialización. Pendientes.
Referencias bibliográficas
Auty, R., & Warhurst, A. (1993). Sustainable development in mineral exporting economies. Resources Policy, 19(1), 14-29.
Botta, A., Godin, A., & Missaglia, M. (2016). Finance, foreign (direct) investment and dutch disease: the case of Colombia. Economia Politica, 33(2), 265-289.
Brollo, F., Nannicini, T., Perotti, R., & Tabellini, G. (2013). The political resource curse. American Economic Review, 103(5), 1759-96.
Corden, W. M., & Neary, J. P. (1982). Booming sector and de-industrialisation in a small open economy. The economic journal, 92(368), 825-848.
Esposito, E., & Abramson, S. F. (2021). The European coal curse. Journal of Economic Growth, 26(1), 77-112.
Fuentes, J. C. C., & Herrera, J. C. C. (2008). Emigrant remittances and the real exchange rate in Guatemala: an adjustment-costs story. Foro de Investigadores de Bancos Centrales del Consejo Monetario Centroamericano.
Gylfason, T. (2001). Natural resources, education, and economic development. European economic review, 45(4-6), 847-859.
Gylfason, T. (2006). Natural resources and economic growth: From dependence to diversification. Economic liberalization and integration policy, 201-231.
Hasanov, F. (2013). Dutch disease and the Azerbaijan economy. Communist and Post-Communist Studies, 46(4), 463-480.
Papyrakis, E., & Gerlagh, R. (2004). The resource curse hypothesis and its transmission channels. Journal of Comparative Economics, 32(1), 181-193.
Sachs, J. D., & Warner, A. (1995). Natural resource abundance and economic growth.
Samayoa Alvarado, E. E. (2018). Flujo de remesas, enfermedad holandesa y desempleo: un Modelo TVP-VAR Bayesiano para la economía guatemalteca. Revista Banca Central, 21-42.
Vicente, P. C. (2010). Does oil corrupt? Evidence from a natural experiment in West Africa. Journal of development Economics, 92(1), 28-38.
El interés por la explotación minera en Guatemala es reciente, el país no esta en el mapa de grandes destinos de inversión extranjera directa para sector minería. Conflictividad social, clientelismo político, colisión normativa entre poder local y gobierno central, certeza jurídica difusa en temas como uso del agua, carencia de infraestructura económica vital, deficiente capital humano para industria altamente calificada y bajo valor agregado de los productos extraídos (se exporta mena de minerales) son el coctel pirotécnico de la actividad en las condiciones actuales. Añil, cochinilla, café, banano, azúcar, aceite de palma han sido generadores del mal holandés que no han permitido la industrialización de Guatemala en 2 siglos de vida republicana. Desde mediados de los 90¨s la expulsión de ciudadanos y la recepción de remesas son el recurso que reproduce el mal holandés y permite gobernabilidad a los políticos de turno, mientras eso no cambie la industrialización o tercerización de la economía nacional seguirá esperando así como la modernización del Estado.
Aplausos, de cátedra. Dos artículos en esta parte, para esta iletrada sobre el mal holandés. La alfombra mágica con dólares y artilugio de la mena de níquel que tiñe de rojo nuestro país:(